La poesía como una narrativa de resistencia: una entrevista con James Byrne

por Julieta Abella

2348730_b_3289James Byrne (Buckinghamshire, Reino Unido, 1977) es poeta, editor, traductor y académico. Sus colecciones de poesía más recientes incluyen Everything Broken Up Dances (Tupelo, US, 2015) y The Caprices (Arc Publications, UK, 2019). James es profesor titular en escritura creativa en Edge Hill University y editor de Arc Publications y The Wolf, una revista de poesía que co-fundó en 2002. Como parte de su conferencia “Process notes towards a dialogic ekphrasis with Goya”, detalló en el origen y progresión de estos poemas de The Caprices y su relación con su fuente pictórica, Los Caprichos de Goya.

En 2014, inesperado pero afortunado giro de acontecimientos, James Byrne encontró que tenía entradas gratis a una exhibición de Goya titulada Goya: orden y desorden. En ese preciso momento, encontró algo que de lo que escuchó hablar “pero nunca había visto en vivo”. Los Caprichos, una serie de ochenta láminas de aguatinta que probablemente creades entre 1794 y 1798, marcan un punto de inflexión en la carrera de Goya y, de forma similar, un momento significativo en la obra de James. Algunos de estos poemas inspirados en Los Caprichos, que presentan una écfrasis dialógica con la obra de Goya, pueden ser encontradas en Poemas escogidos, la última compilación de su obra en una edición bilingüe (inglés-español).

Así como Los Caprichos buscan retratar una sátira social de un lugar y tiempo particular, ¿está tu interés en la obra de Goya también relacionado con el deseo de representar tu contexto de producción como una sátira?

 Es una pregunta interesante, dada las posibilidades del deseo artístico, del deseo de escribir, de representar absolutamente nada. Pero no estoy seguro del término “contexto de producción”. Suena tomado de Marx y el contexto de producción literaria en relación a lo que él llama el “carácter místico” de los materiales en el “producto del fetichismo”. Mi contexto de escritura, en tanto a cómo los poemas se producen, depende más en moverse entre los mundos de la imaginación, de la musicalidad en relación con el lenguaje y, por supuesto, el mundo real con todo su ritual de dicha y extrañeza. Siempre hay un elemento social en mi escritura (¿y en toda escritura?), incluso si un poema particular es moldeado a partir de paisajes oníricos tanto como los paisajes, y el lenguaje, de la sátira política que, lamentablemente, aparece ante nuestros ojos cada día. The Caprices, mi libro de Goya que saldrá pronto en Inglaterra, es quizás una fusión de estos mundos. Este es un contexto ¿Representación? Me pregunto más sobre lo que el lector podría llegar a percibir. “La poética no explica” dijo Charles Bernstein. Y yo estoy de acuerdo con esto. La poética es especulativa. Marx, después de todo, escribía un manifiesto ¡Bastante diferente a una poética!

En tu charla mencionaste que ves que Goya retrata, en Los Caprichos, narrativas de poder ¿Cómo sentís que trasladaste esto en la fraseología de tus poemas?

 No quiero traducir el poder como tal —como si alguien pudiese, el poder es una palabra abstracta de todas formas, ¿qué quiere decir más allá de sí misma? ¿de dónde viene? ¿cómo está protegida o habilitada? Hay preguntas más interesantes para mí. Fundamentalmente, escribo para resistir, explorar, protestar en contra de narrativas de poder cada vez que escribo un poema. En última instancia, la poesía es resistencia al control estatal. Goya sabía todo esto, aunque su rey lo contratara y cuando le “besó su mano”. Como Goya, en mi escritura a través de Los Caprichos veo, como parte de mi resistencia al poder, inutilidad, peligro, despropósito, daño y cómo esto puede mantener a la gente. Y así, inevitablemente, queda escrito en poemas.

¿Qué te pare más interesante de los grabados? ¿Son las figuras dibujadas o, quizás como están posicionadas en el grabado o lo que representan? ¿Cómo elegiste el número y los grabados de los cuales decidiste escribir?

 Para el libro, como respuesta, escribí ochenta poemas cortos en octavas, ocho líneas, porque hay ochenta Caprichos en total. Cuando no había más de los cuales escribir, el libro se terminó. Es difícil considerar cuál es la parte más interesante de los grabados en sí mismos, porque cada uno apareció de forma diferente ante mí y los poemas son entidades distintas que son coherentes en la lectura de libro o, al menos, lo son en mi mente. Generalmente, llevaría una imagen conmigo durante el día y escribiría un borrador de ella a la noche. Pero, ciertamente, admiro sus cualidades visionarias, proféticas, y juguetonas, lúdicas, fusionadas juntas. Esto muestra un desafío. Y la habilidad increíble de Goya de recubrir cada imagen y de revertir los colores (negro/blanco). Esto inspiró algunos de mis acercamientos. Por ejemplo, una línea, ‘Whiteness, it’s the deadliest colour of them all’, vino de ver las placas originales en la Academia en Madrid. A veces la musicalidad de la imagen —¿un tipo de sinestesia operando aquí?—  se afinaría mientras pensaba en cómo escribir el lenguaje del poema. Esto me sucede frecuentemente como escritor de poesía. Estoy de acuerdo con Nietzsche cuando dice “la vida sin música sería un error” o con Mina Loy “la poesía es el sonido de una idea”. El sonido en sí mismo es significado y es importante para todo lo que escribo.

Ocasionalmente —si resultaba necesario dentro del marco dialógico— miraba a Goya. Hay instancias en las cuales preguntaría (como en el primer poema, el autorretrato de Goya, tan diferente de los otros 79, Goya trató y esparció contenido inflamable en otro sitio, peor no funcionó), a su hijo, Javier, por qué no lo visitó en su lecho de muerte en Bordeaux. A veces un sentimiento de propulsión narrativo me cautivaba con cosas que no se encontraban necesariamente en los grabados (por ejemplo, el poema de “Colón” de Ruben Dario influenció mi lectura de “¿Comprendes?…Bueno, como digo…” donde correspondí con la imagen para escribir “In later / life, a gouty Columbus bled from the eyes”). En otros momentos, las descripciones increíblemente ricas poéticamente de Goya del manuscrito del Prado me llamaban. A veces, decidía intencionalmente cambiar la imagen, menos en su literalidad, prefiriendo una manera más expansiva de escritura de la écfrasis en sí. “It is time”, el último poema de la secuencia, transfigura una imagen fantasmagórica de monstruos con bocas abiertas en un poema de amor para mi esposa: “When I close my eyes they open on you”. Esta es la manera, probablemente, de escapar del libro con una apariencia de esperanza.

A pesar de tener un interés activo en las artes visuales, The Caprices fue la inmersión más profunda en la mente de otro artista que hice poéticamente. Siento que llegué a conocer a Goya muy bien durante el tiempo de escritura, investigado y editando esos poemas, que fue algo como tres años. En ese momento lo seguí de Zaragoza a Madrid a Nicaragua. Leí algunos libros sobre él, como Old Man Goya de Julia Blackburn, que ayudaron. Pero estoy contento de que el libro está terminado, perseguido las imágenes de Goya como lo sigo siendo, como siempre lo seré. Quizás lo que estoy sugiriendo aquí es que no hay una sola manera de acercarse a la escritura de estos poemas, cada una es un dialogo, una culminación de varias aproximaciones e incluso estéticas, a pesar de la estabilidad de su forma.

(A continuación, transcribimos el texto en su idioma original)

Poetry as a resistance narrative: an interview with James Byrne

by Julieta Abella

James Byrne (Buckinghamshire, United Kingdom, 1977) is a poet, editor, translator and scholar. His most recent poetry collections include Everything Broken Up Dances (Tupelo, US, 2015) and The Caprices (Arc Publications, UK, 2019). James is a senior lecturer in Creative Writing at Edge Hill University and editor of Arc Publications and The Wolf, a poetry magazine which he cofounded in 2002. As part of his conference “Process notes towards a dialogic ekphrasis with Goya”, he elaborated on the birth and progression of these poems of The Caprices and their relation to their pictoric source, Goya’s Los Caprichos.

In 2014, in a sudden but fortunate turn of events, James Byrne found himself with free tickets to a Goya exhibit entitled Goya: Order and Disorder. In that precise moment, he encountered something he “heard about but never seen in the flesh”. Los Caprichos, a series of eighty aquatint plates that were probably etched between 1794 and 1798, mark a distinct turning point in Goya’s career and, likewise, a significant moment in James’ work. Some of these poems inspired in Los Caprichos, that present a dialogic ekphrasis with Goya’s work, can be found in Poemas escogidos, the latest compilation of his work in a bilingual (English-Spanish) edition.

As Los Caprichos seeks to portray a social satire of a particular place and time, is your interest in Goya’s work also linked to the desire to represent your production context as a satire?

 An interesting question, given the possibilities of artistic desire, the desire to write, to represent anything at all.  But I’m not sure about the term ‘production context’. It sounds lifted from Marx and the context of literary production in relation to what he calls the ‘mystical character’ of materials in the ‘Commodity of Fetishism’. My writerly context, so far as how the poems are produced, relies more on moving between the worlds of the imagination, of musicality in relation to language and, of course, the real world with all its ritual joy and strangeness. There is always a social element to my writings (and to all writing?), even if a particular poem is cast from dream landscapes as much as the landscape, and language, of political satire which, sadly, appears before our eyes each day. The Caprices, my Goya book which will come out soon in England, is perhaps an amalgamation of these worlds. This is their context. Representation? I wonder more about what the reader might perceive. ‘Poetics doesn’t explain’ said Charles Bernstein. I’d agree with this. Poetics is speculative. Marx, after all, was writing a manifesto. Rather different to a poetics!

In your talk you mentioned that you find that Goya portrays, in Los Caprichos, narratives of power. How do you feel you translated that into the wording of your poems?

 I don’t want to translate power as such—as if anyone can, power is an abstract word anyway, what does it mean beyond itself, where does it come from, how is it protected or enabled? These are more interesting questions to me. Essentially, I write to resist, explore, protest against narratives of power every time I write a poem. Ultimately, poetry is a resistance to state control. Goya knew all this, even when the king was commissioning him and when he ‘kissed his hand’. Like Goya, and in my writing through the Caprichos I see, as part of my resistance to power, all its futility, danger, absurdity, damage and how it can keep people down. And so, inevitably, it gets written into the poems.

What do you find most interesting about the etchings? Is it the figures that are drawn or, perhaps, how they are positioned in the etching or what they represent? How did you choose the number and the etchings that you decided to write about?

 For the book, as my response, I wrote eighty short octave, eight line, poems because there are eighty Caprichos in all. When there were no more to write about, the book was over. It’s difficult to consider what is most interesting about the etchings themselves, because each appeared differently to me and the poems are somewhat distinct entities, which cohere in the reading of the book, at least, they do in my own mind. Usually I would carry an image with me throughout the day and write a draft of it in the evening. But, certainly, I admire their visionary, vatic, and playful,ludic, qualities, fused together. This shows dare. And Goya’s incredible skill to plate each image and to reverse the colours (black/white). This inspired some of my approaches. For example, a line, ‘Whiteness, it’s the deadliest colour of them all’, came from seeing the original plates at the Academia in Madrid. Sometimes the musicality of the image —a kind of synaesthesia operating here?— would tune up as I thought about how to write the language of the poem. This happens quite frequently to me as a writer of poetry.  I agree with Nietzsche when he says ‘life without music would be a mistake’, or Mina Loy ‘poetry is the sound of an idea’. Sound itself is meaning and important to everything I write.

Occasionally—if it felt necessary within the dialogic framework—I looked to Goya himself. There are instances where I might raise a question (as in the first poem, Goya’s self-portrait, so different from the other 79, Goya put it in to try and diffuse the flammable content elsewhere, but it didn’t work), where I asked why his son, Javier, didn’t visit him on his deathbed in Bordeaux.  Sometimes a sense of narrative propulsion would captivate me with things not necessarily in the etchings themselves (for example, Ruben Dario’s ‘Columbus’ poem influenced my reading of ‘You Understand? . . . well, as I say . . .’ where I correspond with the image to write ‘In later / life, a gouty Columbus bled from the eyes’). Other times, Goya’s wonderfully poetic-rich descriptions from the Prado manuscript would appeal to me. Sometimes, I intentionally chose to transform the image, less in the literalness of it, preferring a more expansive way of writing than ekphrasis per se. ‘It is Time’, the final poem from the sequence, transfigures a ghastly image of monsters with open mouths into a love poem for my wife: ‘When I close my eyes they open on you’. Probably this is a way to escape the book with some semblance of hope.

Despite having an active interest in the visual arts, The Caprices was the deepest immersion into another artist’s mind I have made poetically. I felt like I got to know Goya quite well during the time of writing, researching and editing these poems, which was something like three years. In that time, I’ve followed him from Zaragoza to Madrid to Nicaragua. I read a few good books on him, like Julia Blackburn’s Old Man Goya, which helped. But I’m glad the book is finished now, haunted by Goya’s images as I still am, as I always will be. Perhaps what I’m suggesting here is that there was no one way approach to writing these poems, each to each is a dialogue, a culmination of various approaches and aesthetics even, despite the stability of the form.

 

 

 

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ZONA de TRADUCCIÓN: Amanda Dalton

AMANDA DALTON: «Bird on a Wire», «Full Moon Fall» y «His Boots»
por Sofía Somoza

Nota biográfica:

Amanda-DaltonAmanda Dalton es una poeta y dramaturga inglesa. Nació en Coventry, Inglaterra, en 1957. Fue subdirectora de colegio por cinco años y la directora de Arvon Foundation en el centro de escritura de Yorkshire, Lumb Bank, donde organizaba cursos de escritura. Su primera colección de poemas, How to disappear (Bloodaxe Books, 1991) fue seleccionada para el premio a mejor First Collection y fue elegida con el título de Next Generation Poets, por The Poetry Book Society en el 2004. Su segunda colección, Stray, fue publicada por Bloodaxe Books en el 2012.

Actualmente es directora adjunta en el Royal Exchange Theatre, en Manchester y dirige una fundación honoraria en la Manchester Metropolitan University Writing School. Reside en Hedben Bridge, West Yorkshire. Sus poemas cuentan historias, Dalton sostiene que muchas de ellas se presentan en su mente como fragmentos de relatos o cuentos en miniatura.

Poemas y traducciones: 

Bird on a Wire

Usually they remind me of Leonard Cohen’s song
and you say they’re notes on a stave
but that September day I agreed, the swallows came
like a falling scale, some landing as chords in the bass
under single lines of startling melody.

We knew they were heading for Africa,
thousands of miles on the wing
but they were hardly birds that day.
You took a photograph for every move they made,
a thousand shots- their journey didn’t matter.

It took you a week to translate wires into staves,
a month to decide which birds should perch as quavers,
which as crotchets, semibreves, and then November
you transcribed them for soprano voice with piano,
sung to tswit-tswitt-tswittt, feetafeet-feetafeetafitt.

I grew tired of it, read bird books by the dozen
as you cut and pasted photographs. I wished you’d sleep.
December it was done, your masterpiece.
You drank to the birds, went out alone, drifted
home at dawn to a room still strewn with manuscript

and through the window – this is true-
a swallow perched on the washing line.
Was it lost or hurt?
Just late?
Would it stand a chance of crossing the Sahara?

I found you in the middle of the room, in tears, like a child,
left you to it, made some tea,
couldn’t bring myself to ask you if you were crying
for a bird that wouldn’t make it, or a missing note
recovered far too late and in the wrong place.

Pájaro en un Cable

Usualmente me hacen acordar a la canción de Leonard Cohen[1]
y vos decís que son notas en un pentagrama
pero ese día de septiembre yo coincidí, las golondrinas llegaron
como descendiendo en escala, algunas aterrizando como acordes en el bajo
tras cada línea de una deslumbrante melodía.

Sabíamos que se dirigían a África,
miles de millas en vuelo
pero apenas eran pájaros aquel día.
Sacaste una fotografía por cada movimiento que hicieron,
miles de tomas – su viaje no importaba.

Te tomó una semana traducir cables a pentagramas,
un mes decidir cuáles pájaros deberían posarse como corcheas,
cuáles como negras, redondas, y luego en Noviembre
los transcribiste para la voz soprano con piano,
cantado al ritmo de tswit-tswitt-tswittt, feetafeet-feetafeetafitt.

Me cansé de esto, leí docenas de libros sobre pájaros
mientras vos cortabas y pegabas fotografías. Desearía que hubieras dormido.
Para diciembre estaba terminada, tu obra maestra.
Brindaste por los pájaros, te fuiste solo, vagaste
devuelta a casa al amanecer a una habitación con el manuscrito aun desparramado

y por la ventana – esto es cierto –
una golondrina se posó en el tendedero.
¿Estaba perdida o herida?
¿O simplemente retrasada?
¿Tendría chances de cruzar el Sahara?

Te encontré en el medio de la habitación, entre lágrimas, como un niño,
te dejé con eso, hice un té,
no pude atreverme a preguntarte si estabas llorando
por un pájaro que no lo lograría, o por una nota perdida
recuperada demasiado tarde y en el lugar equivocado.

 

Full Moon Fall

He used to think the opposite of full moon was an empty moon,
that full moons grew so tired and fat that they fell from space
and landed in the sea.
And he knew that a moon might stray off course someday,
could land right here, on his town, on his face,
and he worked for months with a ruler and maps
to figure the odds.

The moon is small tonight.
He gives it the thumbs-up and it’s gone,
spreads his fingers and it’s back, between his knuckles,
like a trick.
By 2 a.m. it’s a scarred old magnet tugging him from bed,
just about pulling his insides out.
He strains to reach, like the moon’s a man on the edge of a cliff,
or nearly drowned. But it won’t reach back
and he hasn’t the strength to save it.

When Janet comes next day his face is blotched and stained.
She’s brought the rock from his shelf and a magazine.
He says I think. I think I remember Dad. His nose and chin.
Forget him. He was rubbish, Allan.
Thought I had. 

 Caída de Luna Llena

Él solía pensar que el opuesto de luna llena era una luna vacía,
que las lunas llenas se cansaban y engordaban tanto que caían del espacio
y aterrizaban en el mar.
Y él sabía que una luna podría desviarse de su curso algún día,
podría aterrizar justo aquí, en su pueblo, en su cara,
y trabajó por meses con una regla y mapas
para descifrar las posibilidades.

La luna es pequeña esta noche.
Él la compara con su pulgar al elevarlo y ella desaparece,
extiende sus dedos y vuelve a aparecer, entre sus nudillos,
como un truco.
Para las 2 a.m. esta es un marcado y viejo imán tirándolo de la cama,
a punto de sacar su interior hacia afuera.
Él se esfuerza por alcanzar, como si la luna fuera un hombre al borde del precipicio,
o casi ahogado. Pero esta no se acercará.
y él no tiene la fuerza para salvarla.

Cuando Janet viene el día siguiente él tiene la cara enrojecida y manchada.
Ella había traído la roca del estante de él y una revista.
El dice Yo creo. Yo creo que recuerdo a Papá. Su nariz y su barbilla.
Olvidalo. Él era una basura, Allan.
Creí que lo había olvidado.

  

His Boots

She couldn’t throw away his boots,
said they reminded her of everything
he’d trampled over, crushed,
kick into carelessly.

She loved the mud, she said –
to watch it dry, turn flaky,
drop away to dust.

She loved the broken lace
he’d snapped in his clumsy hand,
in his rage.

One night, undressed, tired out,
she wandered back downstairs
and, almost without thinking,
slipped her feet inside.

So cold against her skin, so enormous
she was lost in them, she said,
a child again,

shuffling in stilettos,
jumping snowdrifts barefoot,
squeezing both feet into one huge shoe,

until she caught herself
in the hallway mirror,
saw how tall she’d grown, how stooped,
how she had hardened.

Sus Botas

Ella no pudo tirar sus botas,
dijo que le recordaban todo
lo que él había pisoteado, aplastado,
pateado descuidadamente.

Ella amaba el barro, dijo –
mirarlo secarse, descascararse,
convertirse en polvo.

Ella amaba el cordón cortado
que él había roto con su torpe mano,
iracundo.

Una noche, desvestida, exhausta,
ella bajó distraídamente las escaleras
y, casi sin pensar,
deslizó sus pies adentro.

Tan frías contra su piel, tan enormes
estaba perdida en ellas, dijo,
una niña otra vez,

arrastrando sus pies con stilettos,
saltando montículos de nieve descalza,
apretujando ambos pies en un zapato gigante,

hasta que se encontró a sí misma
en el espejo del pasillo,
vio cuánto había crecido en altura, cuán encorvada estaba,
cuánto se había endurecido.

 Datos del traductor:

Sofía Somoza es estudiante avanzada de Licenciatura en Letras (FFyL, UBA), con orientación en Literaturas Extranjeras. Es adscripta a la Cátedra de Literatura del Siglo XIX y colabora en la Revista Literaria de Letras de la UBA (Por el camino de Puán), entre otros proyectos.

 Sitios web de interés:

http://theagency.co.uk/the-clients/amanda-dalton/ (Sobre Amanda)

http://wordsunlimited.typepad.com/words_unlimited/2012/04/amanda-dalton.html (Entrevista)

https://www.youtube.com/watch?v=f-7iZHd-0xU (Lectura de “Almost a Story”)

[1] “Bird on the Wire” es el nombre de una canción de Leonard Cohen: https://www.youtube.com/watch?v=BmPUu-rMpWA

El ajenjo y el árbol de doble tronco: posible entrada a la poesía de Thomas Kinsella

por Agustín Montenegro[1]

09prog5bHay un momento bisagra en Nightwalker and other poems, volumen publicado en 1968. Está marcado por el inicio de su segunda parte, titulada Wormwood, que se abre a un extraño conjunto poético. Sería interesante ver su primera edición o incluso sus manuscritos ya que, por lo menos en la edición de sus Collected Poems de Wake Forest University Press, todo ese cuerpo poético ejerce una enigmática atracción. Como si se tratara de un vado en un bosque oscuro y denso, la voz poética enuncia un epígrafe (una cita del libro del Apocalipsis), una carta-poema, dividida a su vez en prosa y verso, y un poema, titulado (como la sección) “Wormwood” (“Ajenjo”). Entre ellos no solo se condensan las propuestas formales y las imágenes simbólicas más características del poeta, sino que se concentran a su vez el centro de su poética y su dolorosa y constitutiva reincidencia. Articulados como un núcleo reconociendo de forma perpetua su identidad, los materiales que abren la sección Wormwood pueden verse como un portón de ingreso, de negro y pesado acero, al conjunto de la poética de Thomas Kinsella, nacido en Inchicore (Dublin), en 1928.

Continuar leyendo «El ajenjo y el árbol de doble tronco: posible entrada a la poesía de Thomas Kinsella»

ZONA de TRADUCCIÓN: Selima Hill

Desire’s a desire (A Little Book of Meat, 1993)
by Selima Hill

It taunts me
like the muzzle of a gun;
it sinks into my soul like chilled honey
packed into the depths of treacherous wounds;
it wraps me up in cold green sheets
like Indian squaws
who wrap their babies in the soft green sheathes of irises
that smell of starch;
it tattooes my shins;
it itches my thigs
like rampant vaginal flora;
it tickles my cheeks
like silkworms munching mulberry leaves
on silk farms;
it nuzzles my plucked armpits like fat dogs;
it plays me
like a piano being played
by regimented fingers
through pressed sheets;
it walks across my back
like geese at dawn,
or the gente manners
of my only nurse,
who handles me like glass, or Bethlehem.

My skin is white.
I neither eat nor sleep.
My only desire’s a desire
to be free from desire.

A continuación ofrecemos la versión al español de Yamila Belén Martínez Pandiani, estudiantes avanzada de la Carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires, quien también ha realizado la nota biográfica que sigue.

El deseo es un deseo (Un pequeño libro de carne, 1993)

Se burla de mí
como la boca de un arma;
se hunde en mi alma como miel helada
comprimido hacia las profundidades de heridas peligrosas;
me envuelve en frías sábanas verdes
como indias
que envuelven a sus bebés en las suaves vainas verdes de lirios
que huelen a almidón;
tatúa mis tibias;
hace picar mis muslos
como desenfrenada flora vaginal;
le hace cosquillas a mis mejillas[1]
como gusanos de seda mascando hojas de mora
en granjas de seda;
Hociquea[2] mis axilas depiladas como perros gordos;
juega conmigo
como un piano tocado
por dedos regimentados
a través de sábanas apretadas;
cruza mi espalda
como gansos al alba,
o los gentiles modales
de mi único enfermero,
quien me manipula como a un vidrio, o Belén[3].

Mi piel es blanca.
No como ni duermo.
Mi único deseo es un deseo
de estar libre de deseo.

selima20hillNota biográfica: Selima Hill es una poeta británica nacida en 1945 en Hampstead, que fue criada en un ambiente rural, en una familia de pintores. Actualmente reside en Lyme Regis. Desde pequeña vibra en su interior la nota de lo diferente: arde en ella un deseo de conexión con la naturaleza, alejada de las distracciones de la vida moderna. Hill estudió en Cambridge pero también es Fellow en la Universidad de Exeter, título honorario que le permite ser miembro incorporado de dicha universidad para la cual su trabajo educativo tiene estatus de confiabilidad y su persona en dicha institución ciertos privilegios. Regularmente colabora con artistas y ha trabajado en proyectos con The Royal Ballet, Welsh National Opera y BBC Bristol. Es tutora en la Escuela de Poesía en Londres, y ha enseñado escritura creativa en hospitales y prisiones. Se vio involucrada en grupos literarios como The New Poetry Group (junto a exponentes como Simon Armitage y Glyn Maxwell) y en grupos de redacción de Exeter. Es Poet in residence, lo cual signa su calidad de poeta reconocida y su lugar central en un centro académico, donde comparte su peculiar mirada sobre el mundo y se encuentra abocada a instruir, en un sentido, a futuras generaciones. La escritura de Hill conforma en su conjunto una poética de la pasión, en la cual coexisten inescindiblemente erotismo y violencia, dualidad que se hace tinta mediante un campo semántico que atraviesa toda su producción poética: sangre, deseo, lujuria, pasión, dolor, vergüenza, intimidación y soledad. ‘Desire’s a desire’, el poema que se presenta aquí, es la síntesis de sus principios estéticos y arroja luz sobre su afirmación: “En ningún otro lugar el amor o la belleza fluyen tan libremente como en la poesía”.

NOTAS

[1] Quizás la rima “le hace cosquillas a mis mejillas” suene inadecuada, pero la variante “cachetes” que podría haberse utilizado para evitar esa sonoridad resultaba burda. Lo cierto es que hay cierta musicalidad en la construcción del poema, y quizás este verso sea a consecuencia de ello, ante lo cual se ha elegido no alterar el juego entre las palabras “cosquillas” y “mejillas”.

[2] Al momento de traducir “nuzzles” “hociquea” sonaba extraño pero fue la opción más correcta en términos semánticos. Habría un juego que no puede elidirse entre “nuzzles” y “fat dogs”, aunque también podríamos decir, para acercar el poema a la comprensión general, que se refiere al acto propio del deseo de “acariciar” sus axilas, de las sensaciones que ella dice están recorriendo su cuerpo.

[3] Este verso fue el más problemático a la hora de traducir en este poema. En el original, Hill refiere como el deseo  juega con ella y cruza su espalda y luego menciona a los “gentiles modales de [su] único enfermero, quien [la] manipula como a un vidrio, o Belén”. Puede considerarse en esa línea de ideas que el deseo la maneja, con cuidado, como a un vidrio, para evitar que se quiebre: sin embargo, esa variante deja algo “descolgada” a Belén –Bethlehem en el original- ciudad que ha pasado de dominio en dominio. En un borrador previo se había consignado “gentiles modales de mi único enfermero, quien me entrega como a un vaso de agua, o Belén”: esa traducción previa apuntaba a señalar como el deseo la hacía entregarse a su amado con la liviandad con la que se da a otro un vaso de agua, e incluía a Belén en esa idea, ya que en su historia la ciudad había sido entregada de un mandato a otro con cierta rapidez. Al fin se optó por la primera variante porque la inscripción de “vaso de agua” sonaba un tanto forzada a los fines de la traducción y ya que hablamos de Belén como objeto de dominio la palabra “manipular” resultó más efectiva para transmitir esa idea de “dominar”, de cómo el deseo domina al ser que lo siente.

 

ZONA de TRADUCCIÓN: Jacob Polley

Apples and Pears
by Jacob Polley

Hush. Sleep. Get bigger; grow older.
The world is smaller, the cold sea colder,
deader, deeper. Torchlight in the bat-cave,
lamplight on the hillside, and soon we must leave
this room in the roof, but not yet.

Quiet. Lights out. The geese go over.
Will we be rich or faithful or clever?
Our mothers’ hands, like music, rest
and all the windows fill with frost.
Our fathers stand on the bottom step,
listening. Soon we must leave, but not yet.

Tuck up. Drop off. Tomorrow
is fit for us, and full of old smoke.
Time in the clock’s hands, down in the duvet,
bark on the elm tree, and we’ve yet to go grey.
Mind in the dark, mice in the roof.
We dream the dream we each deserve.
The steep empty staircase falls away.

A continuación ofrecemos la version al españos de Julia Pareja. Julia Pareja, nacida el 14 de Marzo de 1990 en Buenos Aires. Actualmente se encuentra finalizando la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires en la orientación en Literatura en Lenguas Extranjeras. Es adscripta a la cátedra de Literatura del siglo XIX.

Manzanas y peras[1]

 Sh. Dormí. Crecé, envejecé.
El mundo es más pequeño, el frío mar más frío,
más muerto, más profundo. Antorcha en la cueva del murciélago,
lámpara[2] en la ladera, y pronto debemos irnos
de este cuarto en el techo, pero no aún.

Silencio. Luces apagadas. Los gansos caen.
¿Seremos ricos o fieles o ingeniosos?
Las manos de nuestras madres, como música, descansan
y todas las ventanas se llenan  de escarcha.
Nuestros padres se paran en el último escalón,
escuchando. Pronto debemos irnos, pero no aún.

Arropate. Dormite. Mañana
será justo para nosotros, y lleno de viejo humo.
Tiempo en las manos del reloj[3], en el acolchado,
corteza en el olmo, y aún tenemos que envejecer.
Mente en la oscuridad, ratones en el techo.
Soñamos el sueño que cada uno merece.
El vacío abismo de la escalera cae.
 

jacob-polley-2Nota biográfica del autor: Jacob Polley nació en 1975 en Carlisle, Cumbria, al norte de Inglaterra y cercano al límite con Escocia, donde vive actualmente. Es poeta, crítico y traductor recibido de la Universidad de Lancaster. Ha publicado tres obras poéticas: The Brink (Picador, 2003), Little Gods (Picador, 2006) y The Havocs (Picador, 2012) y también una novela Talk of the Town (Pïcador, 2009). Su poética se ve influenciada por varios autores, como Ted Hughes, W. H. Auden, Seamus Heaney, T. S. Eliot, Baudelaire y Simon Armitage entre otros.

Breve comentario sobre su poética: El entorno en donde se crió, periférico y cercano a la naturaleza, influye directamente en su escritura. Su poética se caracteriza por una especial mezcla entre lo natural y lo cultural; elementos que comienzan pareciendo polos opuestos pero terminan estando imbricados y con sus límites difumados. Incluso el propio Polley utiliza los conceptos de indeterminación y ambigüedad para hacer referencia a su escritura. En sus poemas se observa el aura de la psicogeografía, idea en donde el ambiente geográfico influye en las emociones y el comportamiento de los seres humanos. La naturaleza que exhibe Polley tiene un rol performativo sobre lo social. Otra característica a tener en cuenta en relación a sus obras poéticas es el aura de lo siniestro que se manifiesta, en donde puede observarse la influencia de poetas como Baudelaire. Propiedad que incluso puede verse en el poema elegido (“Apples and Pears”). Por otro lado, muchos críticos destacan la habilidad retórica y métrica que Polley demuestra en sus colecciones de poemas, variando desde sonetos y baladas líricas hasta poemas sin una rima ni forma fija.

Links de interés

http://jacobpolley.com/
http://www.poetryarchive.org/poet/jacob-polley
http://www.poetryfoundation.org/bio/jacob-polley
http://www.theguardian.com/books/2013/jan/04/the-havocs-jacob-polley-review
http://www.theliberal.co.uk/issue_10/poetry/reviews_sampson_10.html

NOTAS:
[1] Poema perteneciente a la colección The Havocs.
[2] En el caso de “torchlight” y “lamplight” se ha optado por quitar “luz de” en la traducción para evitar versos extremadamente largos.
[3] Cabe destacar aquí el juego de palabras que exhibe el idioma original: con la expresión “to have time on one’s hands” y el término “hands” que tiene una doble acepción de “manos” y “agujas del reloj”.

Algunas notas sobre Chamber Music, de James Joyce

Algunas notas sobre Chamber Music, de James Joyce
por Agustín Vallejo[1]

     Entre las características distintivas que cabe atribuir al escritor irlandés James Joyce (Dublín, 1882 – Zurich 1941), la crítica generalmente ha reparado no solo en la impresionante y por momentos abrumadora capacidad de experimentación lingüística del autor –a la que asistimos en su mayor esplendor en Finnegan’s Wake (1939)– sino también en la musicalidad de la misma a lo largo de toda su producción. Esta orientación puede notarse muy patentemente en los versos de Chamber Music (1907), primer volumen poético del autor cuyo nombre remite tanto al género musical a cuyo auge asistimos a lo largo del siglo XIX como al sonido de la orina cayendo en un recipiente de metal (“chamber pot”).

Es en el cruce entre la educación estrictamente musical del autor –eximio pianista y portador de un destacado registro vocal de tenor– y lo que podríamos llamar su hincapié en los detalles de la sonoridad de su vida cotidiana donde se cristaliza la identidad poética que asoma en el ya mencionado debut. Basta con recordar el comienzo del primer capítulo de Portrait of the artist as a young man (1916) para darnos una idea acerca de la constante presencia de la música durante la infancia del autor[2].

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James Joyce tocando la guitarra en Trieste, 1915.

Asimismo, el imperativo “shut your eyes and see” que leemos en el Ulysses (1922) cobra toda otra importancia si se examina a la luz de los mecanismos descriptivos de construcción del realismo decimonónico que encontramos, por mencionar, en el Flaubert de Madame Bovary, y de cuyo peso Joyce era consciente al momento de escribir. A lo largo del volumen, asistimos a una interpelación directa por parte de Joyce a hacer de la lectura una experiencia fundamentalmente destinada al oído, mediante el uso de verbos que podríamos llamar de sonido y la construcción de poemas que conforman imágenes esencialmente auditivas, destacables por su corta longitud y su consistencia sonora. Tal es el caso del poema número XXXV de la serie:

All day I hear the noise of waters
Making moan,
Sad as the sea-bird is when, going
Forth alone,
He hears the winds cry to the water’s
Monotone.
The grey winds, the cold winds are blowing
Where I go.
I hear the noise of many waters
Far below.
All day, all night, I hear them flowing
To and fro.

(poema recitado por James Joyce)

Es el caso también del poema número IX –Welladay:

Winds of May, that dance on the sea,
Dancing a ring-around in glee
From furrow to furrow, while overhead
The foam flies up to be garlanded,
In silvery arches spanning the air,
Saw you my true love anywhere?
Welladay! Welladay!
For the winds of May!
Love is unhappy when love is away!

En él,  las repeticiones de sonoridades configuran una pieza de suma riqueza lírica sin por eso negarle un aire de perenne jovialidad, pese a la temática de lamentación. Apunta Enrique Luis Revol en su libro Literatura inglesa del siglo XX que:

semejantes jugarretas verbales hacen pensar inmediatamente en chicos que durante el recreo caricaturizan la solemnidad de las enseñanzas colegiales. Más todavía, hacen pensar en el inexhaustible don popular, sobre todo del pueblo irlandés, para cambiar el idioma, lo cual en parte sólo es deseo de un contacto más familiar, más íntimo, con las palabras

En esta doble vertiente de acercamiento al lenguaje, en este deseo de goce y de contacto podemos, en mi opinión, enmarcar el proyecto “Chamber Music: James Joyce (1907) 1 – 36”, salido a la luz en 2008. El mismo consistió en un trabajo con el material poético para el cual un conjunto de músicos de importancia y procedencia tan dispares como Lee Ranaldo (Sonic Youth), Peter Buck (R.E.M.) y Dave Pearce y Bill Kellum (Flying Saucer Attack) por nombrar algunos, confeccionaron piezas musicales para acompañar los 36 poemas del volumen.

Dicen las páginas del Bardo de Avon que: “the man that hath no music in himself, nor is not moved with concord of sweet sounds, is fit for treasons, stratagems, and spoils; the motions of his spirit are dull as night, and his affections dark as Erebus; let no such man be trusted”.  Entremos, entonces, con confianza en la sinfonía joyceana.

Notas

[1] Agustín Vallejo es alumno avanzado de la Carrera de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y Adscripto a la Cátedra de Literatura Inglesa.

[2] Resulta interesante prestar atención a la similitud, en este aspecto, entre la infancia de Joyce y la de Syd Barrett, célebre músico inglés conocido por haber formado parte de Pink Floyd en sus inicios y por su carrera solista, en la que versionaría el poema número V de Chamber music para su primer disco The madcap laughs (1970) bajo el título “Golden Hair”.

ZONA de TRADUCCIÓN: «Héroes» de Kathleen Raine (1908-2003)

Heroes
by Kathleen Raine

This war’s dead heroes, who has seen them?
They rise in smoke above the burning city,
Faint clouds, dissolving into sky —

And who sifting the Libyan sand can find
The tracery of a human hand,
The faint impression of an absent mind,
The fade-out of a soldier’s day dream?

You’ll know your love no more, nor his sweet kisses —
He’s forgotten you, girl, and in the idle sun
In long green grass that the east wind caresses
The seed of man is ravished by the corn.

 

A continuación transcribimos la versión al español de María Luz Ciccone, nacida el 9 de marzo de 1995 en Buenos Aires. Actualmente estudia la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires, previendo especializarse en Literatura en Lenguas Extranjeras.

Héroes 
de Kathleen Raine

¿Quién ha visto a los héroes muertos de esta guerra?
Se levantan en humo por sobre la ciudad en llamas,
Borrosas[1] nubes se disuelven  en el cielo –

¿Y quién que tamice la arena de Libia  puede encontrar
Los trazos[2] de una mano humana,
La débil impresión de una mente lejana,
El desvanecimiento del ensueño de un soldado?

Ya no conocerás a tu amado, tampoco sus dulces besos –
Te ha olvidado, muchacha[3], y en el vago sol
En la verde y alta hierba que el viento del Este acaricia
La semilla del hombre es ultrajada[4] por el maíz.

 

Kathleen Raine

Nota biográfica de la autora:

Kathleen Jessie Raine fue una poetisa, crítica y académica británica galardonada con extensos honores, entre ellos The Order of the British Empire. Su poesía se vio influenciada por autores como William Butler Yeats, William Blake y Thomas Taylor. Nacida en Essex el 14 de junio de 1908 y criada  en Northumberland por su tía Peggy Black durante la Primera Guerra Mundial, Raine menciona a lo largo de su poesía lo idílico de esas tierras.

Kathleen fue educada en County High School, Ilford. Ganó una beca para el Girton College de Cambridge, donde recibió su grado de maestría en 1929. Su primer libro de poesía, Stone And Flower (1943), fue publicado por M. J. Tambimuttu e ilustrado por Barbara Hepworth. En 1946 publicó la colección Living in Time, seguida de The Pythoness en 1949.Sus Collected Poems (2000) se extrajeron de once volúmenes previos de poesía. Enseñó en Harvard un curso de verano para maestros y profesores sobre mito y literatura . También habló sobre Yeats y Blake, entre otros temas, en la Yeats School en Sligo, Irlanda, en el verano de 1974. Profesora en Cambridge y autora de varios libros académicos, fue una experta en Coleridge, Blake y Yeats. Falleció en Londres el 6 de julio del 2003.

Enlaces de interés:
http://www.theguardian.com/news/2003/jul/08/guardianobituaries.books
http://www.poetryfoundation.org/bio/kathleen-raine
http://www.poetryarchive.org/poet/kathleen-raine
http://p3.usal.edu.ar/index.php/gramma/article/view/2352/2926

 

[1]  El adjetivo ‘faint’ tiene distintas acepciones (borroso, tenue, débil, ligero), en su traducción opté por utilizar dos de ellas en los diversos momentos en los que aparece en el poema.

[2] La palabra utilizada por la poetisa es ‘tracery’, la traducción literal de la palabra sería ‘tracería’, la cual remite a la arquitectura y a patrones geométricos, opté por ‘trazos’, ya que en el Lexicon aparece la explicación etimológica de la palabra ‘tracería’, la cual proviene de ‘trazos’

[3] El sustantivo ‘girl’ consta de diferentes sentidos (chica, niña, nena, joven, muchacha). Utilicé uno de ellos teniendo en cuenta el contexto que la poeta brinda

[4]  El verbo ‘ravished’ tiene diferentes sentidos, tales como “ultrajar”, ” violar”, “cometer estupro”.

 

Agradecemos a la Lic. María Inés Castagnino por la amable supervisión de las traducciones publicadas en nuestra «Zona de traducción».

Prologue to the Tempest, or the Enchanted Island (bilingüe)

EnchIsla1112.21

Sir William D’Avenant y John Dryden. 1676.

Prologue to the Tempest, or the Enchanted Island.

Traducción y nota de Ramiro Vilar[1]

 

As when a Tree’s cut down the secret root
Lives under ground, and thence new Branches shoot
So, from old Shakespear’s honour’d dust, this day
Springs up and buds a new reviving Play.
Shakespear, who (taught by none) did first impart
To Fletcher Wit, to labouring Johnson Art.
He, Monarch-like, gave those his subjects law,
And is that Nature which they paint and draw.
Fletcher reach’d that which on his heights did grow,
Whilst Johnson crept and gather’d all below.
This did his Love, and this his Mirth digest:
One imitates him most, the other best.
If they have since out-writ all other men,
‘Tis with the drops which fell from Shakespear’s Pen.
The Storm which vanish’d on the Neighb’ring shore,
Was taught by Shakespear’s Tempest first to roar.
That innocence and beauty which did smile
In Fletcher, grew on this Enchanted Isle.
But Shakespear’s Magick could not copy’d be,
Within that Circle none durst walk but he.
I must confess ‘twas bold, nor would you now,
That liberty to vulgar Wits allow,
Which works by Magick supernatural things:
But Shakespear’s pow’r is sacred as a King’s.
Those Legends from old Priest-hood were receiv’d,
And he then writ, as people then believ’d.
But, if for Shakespear we your grace implore,
We for our Theatre shall want it more:
Who by our dearth of Youths are forc’d t’employ
One of our Women to present a Boy.
And that’s a transformation you will say
Exceeding all the Magick in the Play.
Let none expect in the last Act to find,
Her Sex transform’d from man to Woman-kind.
What e’re she was before the Play began,
All you shall see of her is perfect man.
Or if your fancy will be farther led,
To find her Woman, it must be abed.

Prólogo a La Tempestad o la isla encantada

Así como un árbol es cortado, y bajo el suelo,
La secreta raíz sigue con vida y brotan nuevas ramas,
Así, del antiguo y venerado polvo de Shakespeare,
Brota hoy y florece una obra vivificante y nueva.
Shakespeare, que sin ser él instruido, le enseñó
A Fletcher el ingenio, y el arte al laborioso Jonson.
Cual rey, impartió a sus súbditos la ley:
Y es ésa la naturaleza que después ellos trazaron y pintaron.
Fletcher alcanzó el fruto que floreció en esas alturas,
Mientras Jonson descendía a recoger los más profundos.
Esto hizo su amor, y esto resumió su regocijo:
Uno fue quien más lo imitó; el otro quien lo imitó mejor.
Y si es que el resto de los hombres escribió a partir de allí,
Lo hizo con las gotas caídas de la pluma de Shakespeare.
La tormenta que arrasó con la vecina orilla,
Aprendió de La tempestad de Shakespeare a rugir.
El candor y la belleza que sonrieron
En Fletcher, nacieron de esa isla encantada.
Pero la magia de Shakespeare no puede ser copiada;
Dentro de ese círculo nadie más que él se atrevió a entrar.
Y debo confesar que fue audaz, y hoy no concedería
A ingenios más vulgares, la libertad de obrar
Lo sobrenatural haciendo uso de esa magia:
Pero Shakespeare, cual un rey, goza de un poder sagrado.
Y recibidas del antiguo sacerdocio esas leyendas,
Pudo él entonces escribirlas, y el pueblo, pues, creerlas.
Pero si por Shakespeare tu gracia imploramos
Más aun lo haremos por nuestro teatro:
En el que a causa de la escasez de jóvenes,
Nos vemos forzados a usar a una mujer
Para representar el papel de un muchacho.
Y de tal transformación podrán decir
Que tiene más magia que la obra entera.
Que nadie espere así ver en el último acto
Que cambie su sexo masculino al de mujer.
No importa lo que fuera antes de empezar la obra:
Todo lo que verás de ella será un perfecto hombre.
Y si tu fantasía va a dar un paso más hasta verla
Cual mujer, entonces habrá que mandarla a dormir.

[1] Ramiro Vilar es estudiante avanzado de la Carrera de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y Adscripto a la Cátedra de Literatura Inglesa.

«Poesía dramática», de John Dryden

John Dryden (1668)

De Poesía dramática, ensayo, 1668, p. 47.

Traducción y nota de Ramiro Vilar[1]

JohnDryden2

Comenzar, entonces, con Shakespeare; fue él el hombre que, de todos los poetas modernos, y acaso de los antiguos, tuvo el alma más abarcadora y amplia. Todas las imágenes de la naturaleza estaban aún presente para él, y logró extraerlas no con esfuerzo pero sí con fortuna: cuando describe alguna cosa, más que verla, lo que puedes es sentirla. Quienes lo acusan de falta de conocimientos le hacen el mayor de los elogios: él ha aprendido de modo natural; no necesitó usar los libros como lentes para leer la naturaleza; miró dentro de sí y allí la encontró. No puedo decir que sea parejo en toda su obra; de haber sido así, sería una injuria compararlo con los más grandes que ha dado la humanidad. Muchas veces es chato, insípido; su ingenio cómico a veces degenera en algo forzado y su inflada seriedad en algo ampuloso. Pero siempre es grandioso cuando se le presenta una ocasión grandiosa; nadie puede decir que al tener ante sí un tema a la altura de su ingenio, no se haya elevado por encima de la altura del resto de los poetas,

Quantum lenta solent inter viberna cupressi.[2]

Esta consideración hizo afirmar a Mr.  Hales, de Eton, que no existía tema sobre el que hubiese escrito poeta alguno, que no pudiese mostrar, mejor tratado, en Shakespeare; y, aunque hoy por lo general se le prefieran otros, el siglo en que vivió, que tuvo por contemporáneos suyos a Fletcher y a Jonson, nunca los igualó a él en su estima; y, en la corte del último Rey, cuando la fama de Ben estaba en su apogeo, Sir John Suckling, junto con la mayor parte de los cortesanos, ubicaron a nuestro Shakespeare muy por encima de él.

[1] Ramiro Vilar es estudiante avanzado de la Carrera de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y Adscripto a la Cátedra de Literatura Inglesa.

[2] Virgilio, Bucólicas, I, 25. En esta primera égloga el pastor Títiro se refiere a la ciudad de Roma: Uerum haec tantum alias inter caput extulit urbes/ Quantum lenta solent inter uiberna cupressi. “Pero ésta la cabeza tanto alzó entre otras urbes/ como entre las flexibles mimbreras los cipreses.” Traducción de Pablo Imberg, Buenos Aires: Losada, 2004 (N. del T.).

“Shakespeare” (1849), de Matthew Arnold

Matthew Arnold  (1822-1888)

MatthewArnold

“Shakespeare” (1849)

Traducción: Lucas Margarit

Others abide our question. Thou art free.
We ask and ask—Thou smilest and art still,
Out-topping knowledge. For the loftiest hill,
Who to the stars uncrowns his majesty,

Planting his steadfast footsteps in the sea,
Making the heaven of heavens his dwelling-place,
Spares but the cloudy border of his base
To the foil’d searching of mortality;

And thou, who didst the stars and sunbeams know,
Self-school’d, self-scann’d, self-honour’d, self-secure,
Didst tread on earth unguess’d at.—Better so!

All pains the immortal spirit must endure,
All weakness which impairs, all griefs which bow,
Find their sole speech in that victorious brow.

Shakespeare (1849)

Otros aguardan nuestra pregunta. Tú eres libre.
Nosotros interrogamos sin cesar. Sonríes y estás inmóvil,
supremo conocimiento. Pues eres la cima más alta,
que a las estrellas quita la corona de su majestad,

Quien  hunde sus huellas inmutables en el mar,
y hace del cielo de los cielos su morada,
deja sólo el arco nebuloso extendido
hacia la exploración frustrada de la mortalidad;

Y tú, que conociste las estrellas y los rayos del sol;
Autodidacto, crítico de ti mismo, noble y seguro,
Caminaste por esta tierra, sin sospecha. ¡Mejor así!

Todos los dolores que debe soportar el espíritu inmortal,
Todas las debilidades que perjudican, todas las penas que agobian,
Hallan su única voz en esa frente victoriosa.

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